El arte o la vida

Hace solo unas escasas semanas que supe por primera vez que era un ex libris, que básicamente resulta ser algo muy similar a los sellos con los que, por ejemplo, marcan los libros en las bibliotecas. La única diferencia de estos sellos con los ex libris tradicionales es que no aparece el término incluido en el grabado.

Se podría decir que un ex libris consta de varias partes diferenciadas: por un lado tenemos la imagen y por otro el texto. La imagen puede ser cualquier cosa, un animal, un escudo, un objeto, un retrato... Normalmente algo con lo que se identifique el propietario del sello o que le guste mucho. El texto también puede variar, pero siempre debe estar presente las palabras latinas "Ex Libris", las cuales significan literalmente "de entre los libros de", es decir, "libro procedente de entre todos los libros de una biblioteca publica o privada". Para que sea personalizado suele llevar el nombre, las iniciales o un apodo del propietario y, en algunas ocasiones se pueden encontrar citas históricas, citas literarias o incluso invenciones propias.

El ex libris más antiguo que se conserva está hecho de barro y perteneció al al faraón egipcio Amenhotep III, del siglo XV a. C., y con él marcaba los papiros de su biblioteca. Pero se puede decir que los ejemplos que más abundan se encuentran entre los siglos XV y XVIII, en los que los ex libris eran de tipo heráldico. A partir del siglo XIX empezaron a abundar los símbolos y las alegorías, y a principios del siglo XX se volvieron a poner de moda gracias al modernismo, movimiento en el que los ex libris comenzaron a tener también un carácter de expresión artística.

También he de mencionar que la elaboración más común de los ex libris es mediante el grabado, aunque actualmente se hacen en caucho o directamente en pegatinas de plástico (en este caso es más fácil que sean a color, pero normalmente son en blanco y negro). Aunque también hay otra variación de ex libris: las marcas de fuego.